
«Más allá de las lágrimas no derramadas y contenidas, más allá del dolor de la pérdida de quién ha formado parte consustancial de tu vida, más allá de la desesperación y el silencio de la partida, más allá está el desgarro existencial que nos rompe por la mitad, que nos hace sentirnos jodidamente humanos y vulnerables. Pero hay que seguir caminando, aunque sea arrastrando el alma por todas las esquinas de nuestro mundo asèptico y herido de muerte, dando dentelladas día a día a la depresión y a la desesperanza. La puta verdad es que no quiero saber lo que hay más allá, pero no me va a quedar más narices que averiguarlo. Pero no lo olvidéis nunca, si alguna vez miráis atrás en vuestro nuevo camino, aquí estaré siempre esperando vuestra vuelta…»