Por tu olor

En este mundo de perfumes impostados, tanto como la vida que nos venden en los catálogos de Ikea, hemos perdido nuestra capacidad de reconocer aquello que nos identifica tanto como nuestro propio ADN. Lo adornamos, lo ocultamos, lo adulteramos, pero es innato a cada uno, es nuestro olor especial. Algo tan sencillo, y apenas valorado o tan denostado, es lo que nos acerca a nuestros iguales, lo que enciende nuestra pasión, o lo que nos trae a la memoria recuerdos de nuestra infancia o juventud.

Este post va dedicado a TU OLOR TAN TENUE Y PRODUNDO, este post va dedicado a TÍ…

Suéltate las trenzas cuando quieras
Venme a ver con la cara lavada
No pierdas el tiempo en las maneras
Que el rimmel no hace a la mirada

«Buceando entre un océano de nadería, una luz en el faro de nuestro destino se encendió aquella noche, y poco a poco nos buscamos entre sombras, tanteando con miedo, armados sólo con los trozos de nuestras armaduras de corazón recompuestas. Sólo palabras sinceras, y dos almas desnudas deseando encontrarse, sin maquillajes, despojadas de todo artificio…»

«Aquella semana tan amarga, el universo entero me enviaba señales que no entendía, y que ponían a prueba mi fragilidad, golpe tras golpe, descalabro tras descalabro, pero en la profundidad de mi alma, ese faro me dirigía inexorablemente hacia tí, y en silencio, despojado de toda intención, de pronto el infinito se abrió delante de mí, y lo ví a través de tus profundos y hermosos ojos…»

«Después de 18.900 días todo cobró un nuevo sentido para mí, todas las lágrimas derramadas, todas las humillaciones vividas, todo los sueños que se estrellaron contra el suelo de la realidad, la puta enfermedad silenciosa que conquistó mi vida, todos los desengaños, y todas las heridas de mi cuerpo y de mi alma, todo se ajustó como un delicado mecanismo, y tu embriagador olor impregnó cada poro de mi ser…»

Te prefiero así, sin maquillaje
Despojada de bisutería
Sin trampas sin trucos y sin traje

En el Japón del siglo XV, por encargo de un shogun se enviaron a reparar dos piezas de artesanía muy apreciadas por él, que en un primer momento fueron reparadas de forma poco satisfactoria. Empeñado en conseguir que no perdieran su belleza, en un segundo intento las piezas se le encargaron al mejor artesano del país, que las devolvió recompuestas con un barniz de resina espolvereado de oro. El resultado fue tan grandioso, que inspiró una filosofía que plantea que las reparaciones y las roturas forman parte de la historia de ese objeto, al igual que nuestros traumas y cicatrices forman parte de nosotros, y deben ser mostrados, en vez de ocultados, para hacer embellecer aún más a los que las portamos.

«Mis cicatrices buscaron y encontraron las tuyas, y me vi reflejado en tí como en un estanque de agua cristalina, y restañamos nuestros trozos de almas desgarradas con caricias y besos…»

Nada de espejismos ilusorios
Nada de intentar disimularte
No se crea en los laboratorios
Tu belleza es un arte aparte

«Piel con piel, tatuados de cicatrices y heridas, tu olor y el mío se mezclaron como el río y el mar, y mis velas susurran tu nombre entre las brumas del insomnio, y tu alma es mi único puerto en ese infinito que eres tú, el inicio y el fin de todo mi yo…»

No me interesa el mostrador del que la gente presume
Estoy contigo por tu olor, no por tu perfume

«Detrás de cada silencio te estaré esperando, sin pedirte nada a cambio, y sólo por una palabra tuya mi vida cobrará sentido. Me mostré ante tí desnudo y sin adornos, y me miraste con los hermosos ojos de tu alma dolorida. Desde aquel día todas las flores del mundo han perdido su olor para mí, sólo huelo la esencia de tu ser que resbala por el infinito de tu piel»