Macarrismo intelectual

Todos tenemos un destino en este mundo, una «misión», un propósito trascendente. Los hay que nacieron para ser políticos de alcurnia, otros artistas impenitentes y universales, algunos salvadores del mundo, muchos vividores, aún más sufridores, un ejercito inmenso de intrascendentes, y una pequeña y selecta minoría de malditos bocazas.

Enamórate de tu vida

Quien ya me conoce, Ex libric no tenéis ni puta idea con quien habéis tropezado, después de 4 años desde que me abrí las venas literariamente (ahora se acaban de cumplir el 5 de mayo), tras 164 entradas de sangre y hiel, y después de una putísima semana de mierda, en la que me han tocado los cojones de todas las maneras habidas y por haber, lo único que sigue intacto es mi jodida capacidad de disparar a matar dialécticamente a todo bicho viviente. Aseguro con todo rotundidad, que este post va a poner de acuerdo a todo el mundo que lo lea, pero tranquilos todos mis muertos ya están avisados. Comienza la masacre…

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Fracasos

Había una escena de una película del pederasta más famoso de la historia del cine en activo (y no es el polaco, es el americano), en la que él, con ese cuerpo escombro que se gasta, y otro efebo alto, rubio, hercúleo y de ojos azul metálico, se enzarzaban en una conversación con tintes surrealistas..

«pues yo fui campeón de ajedrez estatal cuando estaba en el instituto (dice el esmirriado), a lo que el hercúleo le responde, pues yo soy el campeón nacional más joven de la liga universitaria. No desanimado de la primera, embestida el esmirriado comenta yo estoy haciendo un master en matemática aplicada, y el joven apolíneo responde pues yo estoy compaginando uno de filosofía del pensamiento con otro de ingeniería social. Y en una última embestida, no exenta de heroísmo, nuestro protagonista esmirriado apostilla te parece que hablemos ahora de fracasos de todo tipo…»

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Matando unicornios

Recogida en los bestiarios mitológicos medievales como una práctica de caza especial, para tan extraordinario animal, consistía en colocar una púber y tierna doncella como cebo, y al acercarse el animal era cazado (angelitos, hoy con poner un radiocasete a toda pastilla con reggaeton ininterrumpidamente te cargarías toda la flora y la fauna en 10 kilómetros).

En esta nuestra historia, en la que cualquier parecido con la realidad es más auténtico que el flequillo del presidente valenciano, vuelve a aparecer la Srta. B, uno de los personajes de la entrada Drinking en AL, y seguimos su atribulada búsqueda de unicornios / parejas ideales, trasunto del viaje de Alicia en el país de las maravillas, en un mundo lleno de quimeras, modelnos de discoteca, maduritos pagados de si mismos, moteros cargados de arrugas y experiencias vitales, argentinos engolados, surferos del norte, y otra fauna postocovidtinderiana…

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De guerras y corazones heridos

Los que peinamos canas ya, hemos vivido muchas guerras, metafóricas y reales. Esta última guerra, la de Ucrania, parece que ha sido la madre de todas las guerras, pero no es así, si es cierto que para una generación, la de mis hijos, es la primera a la que han asistido por televisión. Pero desde que estoy en este mundo he sido coetáneo de la de Vietnam, la del Libano, la de doble de Afganistán (primero con los rusos y luego con los americanos), la de Iran-Iraq, la invasión de Iraq, las de Yugoslavia, la guerra de Siria, la de Inglaterra y Argentina por las Malvinas, la guerra de Kosovo, la de Rusia y Chechenia….

El ser humano es connatural a la guerra y la destrucción, pero las guerras que a mí me interesan, son las que libramos contra nosotros mismos y nuestros sentimientos, y aquellos a los que amamos o nos aman. Hoy es un día especial, a refubo del día del libro 2023, y dejo un relato que escribí al poco de iniciarse la Guerra de Ucrania para una persona que estuvo, está y estará en mi vida desde hace más de 20 años. La distancia nunca es el olvido, pero sí a veces una barrera infranqueable…

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Drinking in A L

Deambulando de nuevo sin rumbo por los rincones del Palacio de mi Memoria, único lugar común al que vuelvo sin hastío, resuenan los ecos de nuevo de la canción de los Maniac Street Preacher (esos furiosos predicadores callejeros), «EVERITHING MUST GO». Después de la tormenta, todo debe continuar.

Pero esta historia la recuerdo entre una bruma etílica y como un chute de vida en vena. Está llena de mucho alcohol, conversaciones escatológicas, risas, tinte para el pelo, confesiones íntimas, música, luchas políticas soterradas, babosos de discoteca, una ciudad frente al mar (allí donde Cristo perdió la chancla y no la encontró ni Dios), y otra ala de mi palacio que se ha ampliado, empezamos el viaje amigos….

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El cisne negro

El color de los cisnes nunca se discutió como blanco, hasta que en el siglo XVII los primeros exploradores de Australia encontraron cisnes negros.

Todas nuestras estúpidas certezas sobre las que construimos en muchas ocasiones los pilares de nuestra vida, pueden verse alteradas de forma radical en el momento menos esperado, y debemos estar preparados para manejar esta situación cuando aparezca, pero no es nada fácil…

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Por tu olor

En este mundo de perfumes impostados, tanto como la vida que nos venden en los catálogos de Ikea, hemos perdido nuestra capacidad de reconocer aquello que nos identifica tanto como nuestro propio ADN. Lo adornamos, lo ocultamos, lo adulteramos, pero es innato a cada uno, es nuestro olor especial. Algo tan sencillo, y apenas valorado o tan denostado, es lo que nos acerca a nuestros iguales, lo que enciende nuestra pasión, o lo que nos trae a la memoria recuerdos de nuestra infancia o juventud.

Este post va dedicado a TU OLOR TAN TENUE Y PRODUNDO, este post va dedicado a TÍ…

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Vengas cuando vengas

Sólo aquellos que esperan con ansiedad, son los únicos que pueden sentir con nitidez los puñales del tiempo derramado. Pero de entre esos, los que esperan sin ninguna careta ni ningún disfraz, que altere o pueda contaminar esa espera, son un puñado de locos que no temen a que la imprevisión de nuestra fast life, pueda herirlos de muerte. Almas estoicas que han batallado en mil guerras, y que todavía siguen en píe…

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El primero de un millón de besos

Si me preguntaran cual sería la variable ideal para medir el tiempo diría que la duración de un hermoso y deseado beso, he descubierto con el paso de los años que la madurez me ha hecho valorar los sencillos gestos que dedicamos a los que queremos.

Pero no todos los besos son iguales, independientemente del tipo que sean, cariñosos, familiares, los dedicados a nuestros hijos, o a nuestros amigos, hablo específicamente de aquellos que dedicamos a los que comparten nuestra vida de adultos como parejas, el beso que se dan dos almas desnudas, doloridas y llenas de cicatrices, mirándose a los ojos del alma, sin complejos, sin barreras, y con los corazones abiertos en canal, como torrentes de ríos desbocados…

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Tras la esquina

En nuestro fugaz y esquivo tiempo en el que nos ha tocado vivir, los corazones heridos que somos legión (más que oyentes de reggaeton), sentimos la imperiosa necesidad de encontrar un verdadero sentido a nuestra vida. Nada nos parece suficiente viajes, experiencias al límite, drogas de diseño, multisexo, hijos, perros, coches…..

Tras todo ese vacío y vacuo oropel, somos seres cargados de miedo e inseguridades infinitas, que necesitamos sentirnos queridos, ansiosos por amar y ser amados, pero nos puede la urgencia y la inmediatez, y ahí está el mayor de nuestros problemas, nada realmente en la vida que merezca la pena ser vivido viene cuando lo buscamos con angustia, tan sólo la calma y la sabiduría que da el paso del tiempo son las llaves que abren esa puerta…

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