
A veces me sigo sorprendiendo a mí mismo por lo contradictorio que soy. Soy la persona más antifotogénica del mundo, y nunca le he visto la gracia a ir por la vida con una cámara de la leche, haciendo fotografías profesionales y trascendentes. Pero luego reconozco que me gustan mucho algunos fotógrafos, por lo que su obra representa, por como describen sentimientos que se acercan a mi personalísimo (y un poco trastornado) universo. Uno de los libros últimos que compré, y el que más trabajo me costó (que no precio, pero ya lo contaré otro día), fue Jazz Images (sí siento ser un poco repetitivo con el tema), pero también tengo alguno de Taschen sobre cine (el que pinche sobre este enlace se va a llevar una sorpresa)…nada es lo que parece.
Este post lo escribí el 28 de junio de 2019, y lo pongo actualizado porque para mí es uno de los más hermosos que tengo, y lo digo con sano orgullo…
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